Tiresias
Quizá porque la situación política me lo recuerda, quizá por la
encrucijada electoral en la que nos encontramos pero en estos momentos me viene
a la memoria Lenin que decía que con los soviéticos, con ellos, no sin ellos,
habría de edificarse la nueva sociedad. La frase me parece aún pertinente. Lo
primero que habría que decir, antes de establecer cualquier parangón, es que Lenin
no es ingenuo al decir esto. Él percibe y sabe que el pueblo soviético se encontraba
escéptico, influenciados por la ideología y domeñados por los vicios del
antiguo régimen. Sin embrago, la frase “con ellos, no sin ellos” es de una
profunda fe pues él sabe que los únicos que podían edificar eran los soviéticos
mismos. Así como los soviéticos encarnaban el antiguo régimen, lo mantenían con
sus prácticas y lo conservaban por temor al cambio, no es menos cierto que sólo
ellos mismos podían modificar el estado de “servidumbre voluntaria” en el que
se encontraban.
Como los soviéticos, hoy en México nos encontramos enfrentados a
nuestras antiguas prácticas, como ellos, continuamos con las prácticas a las
que nos acostumbramos durante 75 años basadas en la corrupción, el fraude, el
arribismo, el nepotismo, etc. Nuestras prácticas siguen siendo las mismas sólo
cambiaron los actores. Hasta podríamos decir que, en el fondo, nunca dejamos de
ser priistas porque siempre nos comportamos como tales. Pero de nuevo con
Lenin, “con ellos”, con nosotros, no sin nosotros, debe ser edificada una nueva
sociedad. Porque sólo la sociedad es obra de la sociedad, porque sólo la
sociedad puede emanciparse a sí misma descubriendo y elaborando su potencial a
través de la acción cotidiana, modificando sus prácticas.
En México la apuesta de un sector va dirigida a mover los hilos de nuestros
antiguos miedos, apelan a nuestro conservadurismo y a nuestros vicios
históricos constitutivos. Frente a ello las nuevas tecnologías nos permiten
pensar estas prácticas y potencian el ejercicio reflexivo. Es en estos ámbitos donde
se ha construido el germen de una nueva ciudadanía virtual. Estas nuevas formas
de participación ciudadana, aún limitada, nos permite el perfeccionamiento de
la democracia, la democracia que en cada caso encarnamos todos.
La crítica poco a poco horada el poder de las
cúpulas que antes podían manipular las votaciones, maquillar las cifras y crear
“líderes de opinión” vía los medios de comunicación. Gracias a la crítica tenemos
como nunca la posibilidad de votar de manera razonada por una alternativa de
país, que es también una alternativa de vida, una alternativa de futuro. Debemos
ser por ello consientes que nuestras decisiones presentes nos arrojan hacia un
futuro promisorio o hacia el purgatorio de nuestros errores. De nuevo, “con y
no sin” nosotros es que la nueva sociedad será creada. El voto pensado es sólo
la primera de estas formas de emancipación de la servidumbre voluntaria ¿Será
acaso que podremos cambiarnos y que nuestras prácticas nos permitan construir
una nueva sociedad?
El
tiempo dirá si valía la pena “construir con”.
Junto con Lenin, la fe me hace creer que sí.
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