Paula Arizmendi Mar
Integrante del Colectivo Machincuepa
Twitter: @parizmma
El carácter de los
mexicanos es un producto de las
circunstancias sociales imperantes en nuestro país; la historia de
México, que es la historia de esas circunstancias, contiene la respuesta a
todas las preguntas.
Octavio Paz
Tengo una amiga que, de tan pesimista
que es, algunas veces tiene que reconocer que necesita ayuda. De ahí que, por
temporadas, una o dos veces por semana vaya con un psicólogo que ya la conoce y
le perdona sus excentricidades. Alguna de esas veces, su sufrido psicoterapeuta
le encargó, nada más ni nada menos, que revisara la historia de México para
sentirse mejor consigo misma, según me contó. ¿De qué puede servir para mi
autoestima revisar nuestra historia?, me preguntaba estupefacta. El psicólogo,
según recuerdo, nunca le dio la solución. En ese entonces, yo no supe qué
contestarle.
Eso fue hace muchos años —no diré
cuántos—. Hoy, si la viera, le diría que finalmente tengo la respuesta. He
comprendido por qué hay que revisar la historia para sentirse mejor sobre uno
mismo. La próxima vez que tomemos un café, le diré lo siguiente: Que, en primer
lugar, la identidad de una persona se forja no nada más con la familia o con
los amigos: hay también un imaginario social que se equivale con lo que
denominamos un país. En segundo lugar, que pensar en lo que es nuestro país es,
en cierta medida, pensar en lo que nosotros somos. Y en tercer lugar, que la
historia que el psicoanalista aconsejaba es una riquísima crónica de una gran
cantidad de culturas, pueblos, grupos y sociedades. Somos un entrecruzamiento
inaudito, una extraordinaria mezcla que ya quisieran otros países ostentar. No
puede haber un mejor subidón de autoestima que pensar en la casi infinita
variedad de grupos étnicos que hay en México, de lenguas que se hablan, de
mestizaje y sincretismo entre tradiciones e innovaciones. Pensar en el mosaico
cultural mexicano solo puede llevarnos, cómo no, al orgullo por ser mexicanos.
Como mi amiga es absolutamente nihilista
y negativa, muy probablemente me contestaría enseñándome cualquier página de
cualquier periódico: asesinatos, fraudes, politiquerías, atentados,
narcotráfico, y todas esas cosas que suelen decirse del país para volver a
sentirse mal. Y quizás, con su sorna acostumbrada, me diría que me tomase unos
cuantos años para responderle. Pero no hace falta, porque tengo la respuesta.
La respuesta es que sí, el México de hoy
se ve avasallado por ladrones, asesinos y políticos miserables. Pero eso es
solo una pequeña parte del conjunto, y hay que ver las otras partes que
componen el tapiz de la realidad mexicana. Yo prefiero pensar aquello por lo
cual podemos enorgullecernos, sin necesidad de un chovinismo o un patrioterismo
suicida. Prefiero pensar, por ejemplo, en las voces que se alzan frente a las
injusticias, que son muchas. Prefiero ver la voluntad por seguir delante de la
gente de a pie, que es enorme y que va más allá del político en turno. Así que,
con los matices necesario, aquí les dejo una pequeña lista de lo que me
enorgullece de mi país, y por el cual le digo a todo el mundo que soy mexicana
y a mucha honra.
1. Se comienza por lo obvio: la comida mexicana, patrimonio de la
humanidad. ¿Tengo que decir algo más al respecto? Creo que no existen
demasiados países que puedan presumir de la vastísima
2. La biodiversidad que nos encontramos en toda la República, y que a
pesar de los reiterados hurtos y latrocinios, nos sigue regalando la generosa
naturaleza.
3. La calidez de la gente. La simpatía y el afecto que derrocha la
gente que no te conoce. Cómo extraño las sonrisas de los mexicanos, únicas en
el mundo.
4. Los luchadores sociales. Es cierto que los luchadores sociales
solo pueden surgir a la sombra de una injusticia: pero los activistas mexicanos
son especialmente valientes y esperanzados de que el cambio llegará. ¿Un
ejemplo de ello? Acabo de ver a Lydia Cacho dando una conferencia y me
deslumbra su coraje y su claridad intelectual.
5.
La historia de México. Tenía
razón el psicoanalista de mi amiga:
revisar la historia es una riquísima forma de entender por qué somos lo que
somos y hacia dónde estamos yendo.
¿Por qué otras razones se puede uno
sentir orgulloso de ser mexicano? Esta lista es solo un tímido inicio, y lo que
sigue es reflexionar sobre los puntos positivos de pertenecer a una cierta
región. Yo sé de cierto que hay mucho de México sobre lo que podemos apuntalar
nuestra autoestima. Solo hace falta preguntarse seriamente dónde se fundamenta el
orgullo de ser mexicano. Puedo asegurar sin temor a equivocarme que las
respuestas lloverán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario