martes, 4 de septiembre de 2012

¿Presente , pasado y futuro desolador?


Por: Mayra Flores
Integrante del Colectivo Machincuepa

Hace unos días quedé a tomar un té con mis amigas, todas jóvenes, provenientes de la generación de los ochentas. Una de ellas me comentaba lo triste y desilusionada que se sentía por tener un trabajo como en el que se encontraba: habiendo terminado una carrera universitaria y viajado por varias ciudades importantes del mundo, con iniciativa y ganas de poner en práctica todo lo aprendido durante toda su vida,  actualmente es empleada en una cafetería  los fines de semana,  de tres a cuatro horas,  con un sueldo mínimo. --Bueno, algo es algo, al menos tengo trabajo…-- expresaba ella con desaliento.

Lo peor es que no es la primera ni la última persona que le escucho decir esto. Incluso yo misma, que actualmente trabajo dos horas y media cuatro días a la semana , y que también he estudiado para poner en práctica lo aprendido, (al menos así me lo hicieron saber en la escuela) lo he comentado ya en varias ocasiones. Al escuchar a mi amiga  la comprendía  totalmente, ya que es una sensación de incertidumbre, una angustia por ese futuro desolador, e incluso un enorme aguijonazo de miedo.

¿Qué ha pasado, qué está pasando y qué pasará?

Ha pasado que a lo largo de la historia  ha habido guerras de todo tipo: de poder , territoriales, económicas, ideológicas, políticas y de toda clase. Entiendo que todos somos iguales, pero también a la vez pensamos de forma muy diferente. Está pasando que nuestro planeta esta enfermando con un cáncer que cada vez se agudiza más; y lo peor de todo, nosotros mismos lo hemos llevado a esto, y solo nosotros tenemos en nuestras manos la posibilidad de  ganar esta batalla.  

Pero la peor guerra que libramos está en nosotros mismos: si no tomamos los libros como armas, si no nos informamos correctamente, si continuamos con esta actitud de INDIFERENCIA TOTAL  seguirá cundiendo esta enfermedad cuyos mayores síntomas son la IGNORANCIA, VIOLENCIA, CORRUPCIÓN, EL EGOÍSMO, EL RACISMO, y muchos otros más, los cuales  hacen que esta enfermedad sea la más peligrosa y mortal para nuestro planeta. Esta  indiferencia de la cual hablo, especialmente en la política, no nos está llevando a nada bueno. Podemos hablar de política desde que nos levantamos por la mañana para ir a trabajar (si es que se tiene un empleo) y tocamos el suelo donde vivimos, el cual la mayoría de las veces es un suelo hipotecado por un banco, ¡porque eso es  POLÍTICA, SEÑORES!

Hoy fui a una manifestación, en apoyo a todos esos jóvenes que  están saliendo a defender sus derechos, y que han sido  reprimidos como hace más de cuatro décadas por el gobierno español. Mientras escuchaba gritos de protesta como: “!Partido Popular: partido policial!” , “¡Ningú, Ningú ens representa!”, “¡Educació, no Represió!”, me preguntaba a dónde nos dirigimos. ¿Son suficientes estas manifestaciones pacificas? ¿Volveremos  a tener un retroceso? O aún peor, ¿será necesaria la violencia para hacer ejercer nuestros derechos? Como ven, tengo  más preguntas que respuestas.

¿Qué pasara? Parece ser que el futuro es muy incierto y muy poco favorable. Vengo de un país en América, un país cuyo  vecino de arriba es uno de los países más  dañinos de la humanidad, y  es aliado a su vez de su gobierno. Mi país es México, país donde se sufre cotidianamente de  la guerra sangrienta e imparable del narcotráfico, donde existe una pobreza extrema que ya casi es invisible, donde también mueren más personas de hambre que por la misma guerra del narcotráfico, donde la corrupción es el pan de cada día, donde es reina y señora la inseguridad, y donde el desempleo es una dolorosa realidad, como en tantos países.

Cuando llegué a Cataluña, tuve la esperanza de vivir con mayor seguridad, en todos los sentidos. Cuál fue mi sorpresa al irme enterando de las muchas cosas negativas que desgraciadamente tenemos en común el “Tercer mundo” México (como así le llaman ) con  el “Primer mundo” España: en los dos, los jóvenes carecemos de educación gratuita, no tenemos derechos en nuestros empleos (¡si es que tenemos empleo!) ni esperanza de poder trabajar en lo que a nosotros nos agrade más y para lo cual estudiamos gran parte de nuestra vida, con  un futuro aún mas difícil que el de nuestros  abuelos y padres, empantanados en una enorme corrupción. Y lo peor del asunto es que la gente sale con enorme fervor a celebrar un campeonato de fútbol, mas no sale con ese mismo ánimo a defender sus propios derechos. Nuestro pasado, presente y futuro parecen ser desoladores.

Sin embargo, cuando mi amiga me contó su sentir, con una sonrisa la animé a  tirar para adelante. Y después no se lo conté, pero esa noche lo medité mucho, sobre cómo actuar y dejar de quejarme y no tener miedo, porque como alguien bien me lo dijo: el miedo no sirve de nada, solo te paraliza. Qué razón tenía.

Esta fue mi conclusión: Que está en uno mismo el poder cambiar al mundo. Pero si nosotros mismos no cambiamos esa actitud de egoísmo y comenzamos a acoger valores como la solidaridad, el compromiso, la responsabilidad, la empatía y, en suma, la capacidad para AYUDAR, no podremos hacer que los que están a nuestro alrededor se den cuenta de lo que está pasando, y vayan teniendo aunque sea pequeñísimos cambios en su vida. O bien, la posibilidad (mínima, pero existente) de plantearse las cosas desde otra perspectiva, y abrir un poco más los ojos para poder actuar. A eso también se le llama educación. Y de eso tan simple es de lo que hablamos todo el tiempo, de tratar de que todos vayamos transformando el mundo. Pero lo más simple es a la vez lo más difícil de realizar.

Leer más, informarse más sobre lo que realmente está pasando en el mundo, para que la historia que vivieron nuestros padres no se repita, eso es lo que debemos hacer: desde la práctica de la honestidad, la cultura del reciclaje y del cero despilfarro, el hacer deporte, el ser amable y responsable, aprender de los niños  y sonreír cada día, (por más horrible que éste sea),  todo ello nos llevará a crear una mejor atmósfera donde poco a poco se producirán ideas nuevas y sobre todo ÚTILES al ser humano, en vez de abusivas o destructivas.

No todo mundo está enterado de lo que se necesita. A ellos hay que hacérselo saber. Y para eso sirven nuestras protestas. Si no nos manifestamos de forma pacífica para que  todos sepan y reaccionen de una buena vez, nada pasará y todos seguirán igual, igual de indiferentes y pesimistas como hasta ahora. De nada sirve quejarse y quedarse solo con los brazos cruzados, es una obligación y a la vez un derecho. Educar y predicar con el ejemplo, hablar sobre política en los bares, escuelas, gimnasios, parques, hablar no solo de lo que está pasando, sino organizarnos ¡y dar SOLUCIONES!  ¡UNIRNOS! ¡Y LUCHAR por un mundo mejor para las generaciones que vienen, y por la nuestra propia! Esa es la respuesta a mis dudas.

Por todo esto, te invito a que te sumes  a grupos de participación ciudadana: seguramente hay grupos de reflexión y acción que requieren de tu ayuda, y seguramente mucho más de lo que puedan necesitar un televisor, un móvil  o un ordenador.

Pongamos nuestro grano de arena para que este futuro no sea tan desolador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario