sábado, 15 de septiembre de 2012

15 DE SEPTIEMBRE. ¿QUÉ SIGNIFICA LA INDEPENDENCIA PARA TI?


               El Colectivo Machincuepa convocó a la comunidad mexicana a un ejercicio reflexivo: pensar qué significa en estos tiempos la Independencia Mexicana, y si es pertinente celebrar o no. El diálogo fue muy fructífero. Estos son algunos textos al respecto.

1.  Mayra Flores 
Integrante del Colectivo Machincuepa.

Independencia, ¿ o qué celebramos?
Nuevamente está por llegar el aniversario del Grito de la Independencia de México. Pero ahora es la primera vez que me pregunto si debo festejar o no este día, una fecha que desde pequeña me gusta mucho, por la felicidad de la gente, por ver los tricolores, luces, música popular, antojitos mexicanos, bailes típicos y todo lo que tenga que ver con la identidad tan patriótica que nos caracteriza como mexicanos.
Hoy me planteo el celebrar o no, porque como ya es bien sabido no estamos en un buen momento: en los últimos años han sucedido acontecimientos que han mermado el avance en nuestro país a nivel social, político y económico. Después de ver y vivir estas elecciones sucias y manipuladas, de saber fehacientemente que México tiene un presidente no elegido verdaderamente por el pueblo, sino impuesto, y que “Democracia” es una palabra que no se  emplea en el país... Después de enterarme de tragedias que se pudieron haber evitado como la del Casino Royal en Monterrey, los miles de cuerpos mutilados, calcinados en narcofosas…
Después de ser testigo de todo esto, tengo la oscura sensación de que no puedo festejar. Porque es como burlarme de los campesinos que no tienen ningún apoyo del gobierno, de los miles indígenas a los que no se les respeta, de la falta de igualdad, de las injusticias cotidianas, de la falta de empleo de los jóvenes egresados de universidades, y de mucho, mucho, mucho más.
Y como diría Eduardo del Rio García (Rius) en su libro” La Interminable Conquista de México": pasamos de ser conquistados por los españoles a ser conquistados por la economía de Estados Unidos. Así que independientes, independientes, pues no lo somos. ¿Y entonces qué vamos a celebrar? Carezco de respuestas. Y francamente, no sé si el 15 de septiembre estaré allí para festejar. No sé si el ánimo me alcance.   

2. Enrique Rivero Ojeda
Integrante del Colectivo Machincuepa
Twitter: @Enrio3000

¿Independencia de qué?
Si nos ponemos serios por un momento y lo pensamos un poco, tal vez nos daríamos cuenta de que México es un país aún muy joven. Con un pasado complejo y una historia que lucha por construirse día a día. ¿Independencia, Revolución, Democracia? Podrá parecer poco optimista, pero creo que estos conceptos todavía no se han consolidado de ninguna manera en la realidad mexicana. Como fenómenos concretos es claro que han tenido una existencia (la Independencia y la Revolución, la democracia no) patente, pero como verdaderas transformaciones sociales aún están muy lejos de tener un impacto en la ciudadanía en su conjunto.
México sigue siendo un país con carencias, con pobreza, con poca educación, con una sociedad de castas (realidad deleznable, por cierto), con diferencias económicas insultantes entre unos individuos y otros, con violencia y corrupción. ¿De qué sirve ser independientes si nuestra situación es deplorable? Respondo mi propio cuestionamiento: en realidad no es que sirva o no (la palabra es demasiado funcionalista), en realidad es que debemos hacer un uso adecuado de ella.

Celebramos que somos mexicanos, que no pertenecemos más al “Imperio” español, que nosotros ponemos nuestras propias reglas, que tenemos una identidad que nos hace ser nosotros y no otra cosa. Esa es la esencia del mexicano. Muy bien. Hay que celebrarlo, llenarnos la boca de orgullo y de un grito jubiloso de felicidad. Se vale. Incluso es necesario. Sin embargo, la realidad del país nos exige ir más allá del patrioterismo y el festejo efímero. La situación del país demanda compromiso y responsabilidad moral y ciudadana. El panorama de nuestro país es negro en cuanto a la política se refiere. Es imposible hablar de independencia sin hablar de estado y es imposible hablar de estado sin hacerlo también de política. Es ahí en donde debemos hacernos presentes. Estamos pasando por un trauma poselectoral, por un trago difícil de pasar. Podríamos pensar que no hay que celebrar nada, que el nihilismo es el camino más digno frente a esta ominosa situación. A pesar de ello creo que sí hay que celebrar: debemos celebrar que la sociedad civil está más interesada por lo que sucede a su alrededor, por aquello que acontece en la política y en la realidad inmediata. Debemos celebrar no solo que nos preocupamos por lo que pasa en el país, sino que nos ocupamos. Celebremos que después de mucho tiempo la sociedad mexicana está volviendo a ser crítica y propositiva, que está interesada no solo en el bienestar propio, sino en el bien del otro. Celebremos que queremos un país más justo, más igualitario, más noble, más real. Celebremos la independencia, pero también ejerzámosla. La historia del país se ha ido construyendo, tal vez el camino no ha sido el mejor. Tal vez este sea el momento de hacer los cambios necesarios para que la próxima historia que contemos de México sea mejor que la que nos contaron. En la organización, el compromiso y la responsabilidad podemos encontrar las vías para ello. Hagamos de la independencia no un evento aislado, sino una realidad conjunta. Gritemos sin miramientos: “Viva México”, sí, “Viva México… Sin PRI”.

3.  Paula Arizmendi Mar
Integrante del Colectivo Machincuepa
Twitter: @Parizmar

He ahí la cuestión.
Hace unos días un amigo me preguntó si celebraría el 15 de septiembre. Y la primera respuesta, sin pensarlo, fue: “Claro, qué pregunta”, una respuesta tan contundente y terminante que mi amigo no se animó a preguntarme por algo más, y optó mejor por irse. Temí haberme visto intolerante, y una vez que ese tipo de angustias entran ya no hay marcha atrás, comienzan a atropellar todas a la vez. El cuestionamiento se hizo más duro en solitario: Por qué celebras si México está tan mal, me decía mi voz interna --tan parecida a la voz de mi amigo--, no son estos tiempos de celebrar por nada, cuando un presidente  tan vacilante y seis años peligrosos e infernales se aproximan. Por qué celebras la Independencia, si México aún no es libre ni independiente, si depende de cualquier movimiento de su vecino país, si la pobreza ha aumentado aceleradamente en los últimos seis años, si los periodistas tienen miedo de ser decapitados a cada instante. Cómo se te ocurre festejar cualquier cosa de México, si estamos de luto, si llevamos más de setenta mil muertos en seis años, si tanta gente está enojada porque el país es un desastre, si los políticos son una porquería, si las instituciones no funcionan, si todo está patas arriba y no hay solución que se vea a la distancia, si... ¿Por qué celebras? ¿Cómo se te ocurre? Y la voz continuó hasta que ya no distinguía sus razones, solo las lacerantes quejas que quieren destruir cualquier amor a México.  

Entonces el silencio me sobrecogió. ¿Es verdad todo eso? Sí, me respondió mi voz. Sí, me insistió y no tendrías por qué celebrar nada. Tuve la fugaz tentación de decir que no valía la pena luchar más. Al fin y al cabo, ¿quién va a salvar a México? Y entonces, solo entonces, cuando pensé en todo lo que estaba mal, comprendí por qué había que celebrar. Celebraré, pensé, y luego dije en voz alta, celebraré porque a pesar de todo eso México sigue en pie. Porque lo que vale la pena de ese país, siempre, siempre, es su gente. Celebraré por los periodistas, que a pesar de estar amenazados de muerte, diariamente salen a trabajar y enfrentan su miedo de morir baleados en las calles o acuchillados en sus calles. Festejaré por los ciudadanos de a pie, que a pesar de los ires y venires de los más corruptos políticos, pagan sus impuestos y siguen cumpliendo las leyes. Celebraré a los mexicanos enojados, que cada día son más, y que se van uniendo a la sociedad civil participativa, cada vez más numerosa. Festejaré porque México, al fin y al cabo, es mucho más que un partido político, que durará seis años en el poder y luego se irá, y México no, México seguirá. Porque a este país le hacen los mandados los politiquillos de mierda, pensé.  Así que sí, le dije a ese amigo que ya se había ido, y que tanto se parecía a mi voz interna, celebraré. Y celebraré porque  ahora, más que nunca, justo cuando todo parece ir a peor, justo cuando es más iluso tenerla, tengo la esperanza de que México va a mejorar. Sé que México va a mejorar, porque estamos todos juntos en este mismo barco. Y por eso, todos juntos, celebramos por lo que es, y por lo que viene.  


4. Liliana Rivero.

Independencia. Es no depender de otro. Sin embargo, nuestra economía y política sigue dependiendo de las grandes potencias industriales. No por ello debe dejarse de luchar por esta hermosa nación para que algún día nuestra independencia sea real.

5. Albert Torras Corbella.

Independencia de México es igual a esperanza. Para mí, como catalán, la independencia de México frente a Castilla es el modelo a seguir para mi pueblo, que sucumbió también bajo el yugo castellano en 1714. Si a México le expoliaron oro y plata durante 300 años, a los catalanes llevan robándonos injustamente desde hace 300 años. Cada día 60 millones de euros en impuestos que llegan a Madrid y no regresan.
Por eso, para mí, la Independencia de México es la esperanza.

6. Luis Pedro Montejano.
Esperanzas de justicia y de igualdad. Es una posibilidad algo costosa para hacer bien las cosas. Para México significaba una esperanza de acabar con la desigualdad entre indígenas y criollos, sin embargo, esta desigual continúa. Si en aquella época se explotaba el oro, el campo y la gente entre otras cosas, ahora pasa algo similar sólo que con diferentes “nombres”. La desigualdad y las explotaciones de empresas poderosas aún siguen. Esto sonará muy desolador pero por lo mismo queda mucho por hacer, queda mucho por luchar. Sé que hay mucho cariño entre los mexicanos y debemos transformarlo en tratar de que este país sea más igualitario. VIVA MÉXICO!!

7. Andrés Hernández Valero.
Para mí la independencia es algo que no ha llegado al menos a la cultura mexicana. Independencia es dejar de depender de papá gobierno y que sean nuestros empleados y rindan cuentas cuando se logre eso habrá llegado la independencia.

8. Chapulín Artistas Pepe Moreno.

Lo que por desgracia prácticamente en ningún momento de su historia México ha tenido: NO-DEPENDENCIA.... Dependemos de los gringos, de los mercados, de los corruptos que detentan el poder y la hegemonía política y económica. ¿Cambiará algo con el NEO-PRI?..... ¡NO! Pues la única forma en que México sea INDEPENDIENTE en un continente y un mundo con lógicas interdependencias es el reforzamiento de la democracia y una refundación de las bases del Estado y de toda su estructura, empezando por una profunda reforma en el fondo y en la forma de la Constitución (Con sus lógicas diferencias pero, más o menos lo mismo que pasa en España, que necesita un cambio y una reforma profunda en la estructura del Estado y una verdadera refundación de la democracia incluida una total reforma de la Constitución, en el marco de la integración de la C. E. y de una Europa fuerte y solidaria)... Al fin y al cabo España y México, México y España "Madre e hijo/hijo y madre".www.mariachicocula.es

9. Antonio Huerta Preciado

En lo que a mí concierne, la Independencia es el eslabón irrompible para los Mexicanos. Hoy entiendo que la Independencia de Mèxico revive en cualquier comunidad que se reúne en cualquier país, en no avergonzarnos de donde venimos y saber que nos une la misma sangre. Y eso, eso es para mí es patria, la que te abraza cuando estás fuera de casa y la que te enorgullece al volver a tu tierra natal.

Hoy somos muchos jóvenes los que queremos la oportunidad de destacar en países del extranjero, y dentro de otros tiempos-espacios nos animamos cada vez que recordamos que México luchó por una independencia.  Ahora esperamos la próxima lucha, la de los Mexicanos contra la “monarquía”, contra ese cáncer sistemático de masas que solamente nos podrá afectar si le prestamos atención. Y que si no le prestamos atención hay oportunidad de sobrevivir más allá de los políticos que quieren dañar a la sociedad, porque somos personas que convivimos y trabajamos juntos.
Sinceramente, la independencia es el espíritu que se alimenta con Jaime Nunó y sus viajes auditivos acarician las emociones de los Mexicanos en el Extranjero.

P.D. La patria es un invento.


10. Yasmín González Aquino.

La independencia de México según el dictado de mi corazón; es la celebración de la victoria de la libertad, sobre la opresión y la esclavitud que tuvo como precio la vida de esos grandes héroes que nos legaron sus ideales como mexicanos. Sin dudarlo, lucharon con vehemencia y valentía hasta derramar su sangre sobre nuestra tierra devolviendo con ello a todos los mexicanos la fe de que luchando también se reencuentra la identidad y la esencia del ser. Pero, ¿qué me dicta la razón? que actualmente cada día se libra una lucha de independencia ante el poder, la injusticia y violencia. Sin embargo y a pesar de todo; en el fondo de mi corazón por amor a México, cada año celebro con el vestigio de la misma fe con la que hace 200 años se inició el movimiento de independencia, sin olvidar que la lucha continúa."

11. Yadira Leal.

La independencia de México se acerca más a un sueño oligarca que a la búsqueda colectiva de la autodeterminación. Un enfrentamiento entre el español ilustrado nacido en México y el español peninsular. Una lucha de poder entre españoles de diferente condición y por lo tanto de diferentes privilegios. Una gran masa oprimida a la que hay que movilizar. Nada nuevo aportaré yo a lo que ya se ha escrito innumerables veces, o incluso a uno de los aspectos más ambivalentes que parece ser una constante en la humanidad, y es que la historia de la humanidad es la historia de la ambición de un hombre. Un hombre que a efectos prácticos poco importa que fuese español, criollo, mestizo o indígena, liberal o conservador, militar u hombre de letras. Siempre ha sido la figura ante la que se han sometido las masas. El balance al día de hoy podría ser agridulce: un país de más de cien millones de habitantes cuyo destino es decidido por unos cuantos; un doloroso y paradójico índice de pobreza en un país rico en recursos naturales y humanos, donde la economía aún crece desafiando a los índices de la crisis mundial; los oprimidos de toda la vida que ni de independencia ni de revolución se han enterado y que seguramente heredan la pobreza a sus hijos, mientras más que nunca millones de mexicanos acceden estudios universitarios; los efectos secundarios de una supuesta guerra contra el narcotráfico, donde perseguidores y perseguidos se amalgaman frente a los ojos de los mayores consumidores... Una historia de claroscuros cuyos capítulos aún se escriben, donde la renovación de las utopías, como mecanismo crítico y propositivo, se hace quizás hoy más necesaria. La toma de conciencia que como individuos adquirimos nos pone en la obligación y el deber de actuar para el mejoramiento personal y colectivo. Qué diferente sería no sólo México sino el mundo si cada uno lo hiciéramos, aunque fuese un poquito.

12.  Karla Ivalisse Perales Herrera
        Es una oportunidad de reflexionar acerca de la lucha de nuestros antepasados, que permita que nuestra conciencia colectiva se reavive, así como el amor por la patria para seguir en pie de lucha,  porque la lucha del pasado, es la misma que la del presente, la que impulsó a hombres libres de pensamiento y llenos de ideales a generar movimientos de importancia política y social, usando la guerra como alternativa para generar libertad. Los problemas de la nación a nadie deben dejar indiferentes. 
Mexicano: No te hace libre el ir a gritar: "Viva México ca... Canijos". Somos responsables del país. 


Los invitamos a seguir reflexionando, y que nos escriban sus ideas y opiniones.  



martes, 4 de septiembre de 2012

¿Presente , pasado y futuro desolador?


Por: Mayra Flores
Integrante del Colectivo Machincuepa

Hace unos días quedé a tomar un té con mis amigas, todas jóvenes, provenientes de la generación de los ochentas. Una de ellas me comentaba lo triste y desilusionada que se sentía por tener un trabajo como en el que se encontraba: habiendo terminado una carrera universitaria y viajado por varias ciudades importantes del mundo, con iniciativa y ganas de poner en práctica todo lo aprendido durante toda su vida,  actualmente es empleada en una cafetería  los fines de semana,  de tres a cuatro horas,  con un sueldo mínimo. --Bueno, algo es algo, al menos tengo trabajo…-- expresaba ella con desaliento.

Lo peor es que no es la primera ni la última persona que le escucho decir esto. Incluso yo misma, que actualmente trabajo dos horas y media cuatro días a la semana , y que también he estudiado para poner en práctica lo aprendido, (al menos así me lo hicieron saber en la escuela) lo he comentado ya en varias ocasiones. Al escuchar a mi amiga  la comprendía  totalmente, ya que es una sensación de incertidumbre, una angustia por ese futuro desolador, e incluso un enorme aguijonazo de miedo.

¿Qué ha pasado, qué está pasando y qué pasará?

Ha pasado que a lo largo de la historia  ha habido guerras de todo tipo: de poder , territoriales, económicas, ideológicas, políticas y de toda clase. Entiendo que todos somos iguales, pero también a la vez pensamos de forma muy diferente. Está pasando que nuestro planeta esta enfermando con un cáncer que cada vez se agudiza más; y lo peor de todo, nosotros mismos lo hemos llevado a esto, y solo nosotros tenemos en nuestras manos la posibilidad de  ganar esta batalla.  

Pero la peor guerra que libramos está en nosotros mismos: si no tomamos los libros como armas, si no nos informamos correctamente, si continuamos con esta actitud de INDIFERENCIA TOTAL  seguirá cundiendo esta enfermedad cuyos mayores síntomas son la IGNORANCIA, VIOLENCIA, CORRUPCIÓN, EL EGOÍSMO, EL RACISMO, y muchos otros más, los cuales  hacen que esta enfermedad sea la más peligrosa y mortal para nuestro planeta. Esta  indiferencia de la cual hablo, especialmente en la política, no nos está llevando a nada bueno. Podemos hablar de política desde que nos levantamos por la mañana para ir a trabajar (si es que se tiene un empleo) y tocamos el suelo donde vivimos, el cual la mayoría de las veces es un suelo hipotecado por un banco, ¡porque eso es  POLÍTICA, SEÑORES!

Hoy fui a una manifestación, en apoyo a todos esos jóvenes que  están saliendo a defender sus derechos, y que han sido  reprimidos como hace más de cuatro décadas por el gobierno español. Mientras escuchaba gritos de protesta como: “!Partido Popular: partido policial!” , “¡Ningú, Ningú ens representa!”, “¡Educació, no Represió!”, me preguntaba a dónde nos dirigimos. ¿Son suficientes estas manifestaciones pacificas? ¿Volveremos  a tener un retroceso? O aún peor, ¿será necesaria la violencia para hacer ejercer nuestros derechos? Como ven, tengo  más preguntas que respuestas.

¿Qué pasara? Parece ser que el futuro es muy incierto y muy poco favorable. Vengo de un país en América, un país cuyo  vecino de arriba es uno de los países más  dañinos de la humanidad, y  es aliado a su vez de su gobierno. Mi país es México, país donde se sufre cotidianamente de  la guerra sangrienta e imparable del narcotráfico, donde existe una pobreza extrema que ya casi es invisible, donde también mueren más personas de hambre que por la misma guerra del narcotráfico, donde la corrupción es el pan de cada día, donde es reina y señora la inseguridad, y donde el desempleo es una dolorosa realidad, como en tantos países.

Cuando llegué a Cataluña, tuve la esperanza de vivir con mayor seguridad, en todos los sentidos. Cuál fue mi sorpresa al irme enterando de las muchas cosas negativas que desgraciadamente tenemos en común el “Tercer mundo” México (como así le llaman ) con  el “Primer mundo” España: en los dos, los jóvenes carecemos de educación gratuita, no tenemos derechos en nuestros empleos (¡si es que tenemos empleo!) ni esperanza de poder trabajar en lo que a nosotros nos agrade más y para lo cual estudiamos gran parte de nuestra vida, con  un futuro aún mas difícil que el de nuestros  abuelos y padres, empantanados en una enorme corrupción. Y lo peor del asunto es que la gente sale con enorme fervor a celebrar un campeonato de fútbol, mas no sale con ese mismo ánimo a defender sus propios derechos. Nuestro pasado, presente y futuro parecen ser desoladores.

Sin embargo, cuando mi amiga me contó su sentir, con una sonrisa la animé a  tirar para adelante. Y después no se lo conté, pero esa noche lo medité mucho, sobre cómo actuar y dejar de quejarme y no tener miedo, porque como alguien bien me lo dijo: el miedo no sirve de nada, solo te paraliza. Qué razón tenía.

Esta fue mi conclusión: Que está en uno mismo el poder cambiar al mundo. Pero si nosotros mismos no cambiamos esa actitud de egoísmo y comenzamos a acoger valores como la solidaridad, el compromiso, la responsabilidad, la empatía y, en suma, la capacidad para AYUDAR, no podremos hacer que los que están a nuestro alrededor se den cuenta de lo que está pasando, y vayan teniendo aunque sea pequeñísimos cambios en su vida. O bien, la posibilidad (mínima, pero existente) de plantearse las cosas desde otra perspectiva, y abrir un poco más los ojos para poder actuar. A eso también se le llama educación. Y de eso tan simple es de lo que hablamos todo el tiempo, de tratar de que todos vayamos transformando el mundo. Pero lo más simple es a la vez lo más difícil de realizar.

Leer más, informarse más sobre lo que realmente está pasando en el mundo, para que la historia que vivieron nuestros padres no se repita, eso es lo que debemos hacer: desde la práctica de la honestidad, la cultura del reciclaje y del cero despilfarro, el hacer deporte, el ser amable y responsable, aprender de los niños  y sonreír cada día, (por más horrible que éste sea),  todo ello nos llevará a crear una mejor atmósfera donde poco a poco se producirán ideas nuevas y sobre todo ÚTILES al ser humano, en vez de abusivas o destructivas.

No todo mundo está enterado de lo que se necesita. A ellos hay que hacérselo saber. Y para eso sirven nuestras protestas. Si no nos manifestamos de forma pacífica para que  todos sepan y reaccionen de una buena vez, nada pasará y todos seguirán igual, igual de indiferentes y pesimistas como hasta ahora. De nada sirve quejarse y quedarse solo con los brazos cruzados, es una obligación y a la vez un derecho. Educar y predicar con el ejemplo, hablar sobre política en los bares, escuelas, gimnasios, parques, hablar no solo de lo que está pasando, sino organizarnos ¡y dar SOLUCIONES!  ¡UNIRNOS! ¡Y LUCHAR por un mundo mejor para las generaciones que vienen, y por la nuestra propia! Esa es la respuesta a mis dudas.

Por todo esto, te invito a que te sumes  a grupos de participación ciudadana: seguramente hay grupos de reflexión y acción que requieren de tu ayuda, y seguramente mucho más de lo que puedan necesitar un televisor, un móvil  o un ordenador.

Pongamos nuestro grano de arena para que este futuro no sea tan desolador.