Por: Omar Méndez C.
Integrante
del Colectivo Machincuepa
Twitter:
@Omarmca
Han transcurrido quince días de las elecciones presidenciales, así que el motivo de escribir estas líneas es para expresar mi opinión de nuestro accidentado proceso electoral y de sus (des)afinados personajes. Debo aceptar que he percibido un eco desencajado en muchos mexicanos que, como yo, sabemos que tuvimos elecciones impensables aunque muy predichas. El miércoles cuatro de Julio, el IFE hizo un recuento de los votos y comenzaron a finiquitar sus anticipadas conclusiones: Peña Nieto sería el nuevo (y bien peinado) presidente de México. Sin embargo, y contrario a lo que el presidente Calderón y el consejero electoral Leonardo Valdés Zurita dijeron, la percepción general de estas elecciones por nada irradia ejemplaridad o limpieza; al contrario, han sido aún más polémicas que el 2006 debido a factores varios: la apcetación del fracaso presidencial con incierta dignidad de la “demócrata” Josefina Vázquez Mota, un discurso triunfalista de EPN lleno de orgullo y confianza, las felicitaciones del presidente Calderón y del Instituto Federal Electoral (IFE), todo lo anterior con sólo el .04% de votos computados. Pero lo más lastimoso tanto del PRI como de nuestro sistema “democrático” se dejó ver días después.
El dinosaurio reloadead
Muy pronto el Partido Revolucionario
Institucional (PRI) quedó en evidencia por la compra de millones de votos. Al
día siguiente de las elecciones, una gran cantidad de ciudadanos se
manifestaron y cerraron las calles en indignada protesta por no haber recibido
el pago por la compra de su voto. Horas después se dio a conocer que el
establecimiento Soriana de ciudad Neza estaba repleto de
"simpatizantes" priistas que buscaban con urgencia hacer válida la
tarjeta de regalo que se les había obsequiado a cambio de su voto, urgencia
motivada por el temor a que dicho partido las cancelara. Este fenómeno, ahora
conocido como el SORIANAGATE, hizo evidente el acarreo de personas a los actos
públicos por el partido, y también dejó al descubierto las alianzas con los
medios de comunicación y el acarreo de "Jóvenes Adultos Mayores",
gracias a diarios de gran prestigio y de la prensa internacional. Pronto se
supo que el PRI nuevamente había excedido el gasto de campaña: también se hizo
público que compró votos, amenazó y golpeó activistas y ciudadanos, se alió con
redes de narcotraficantes, y realizó todo lo que estaba en sus manos para
ganar, ello ante un Instituto Federal Electoral (IFE) incapaz de sancionarlo, y
un Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE) débil e
impotente ante la mirada encolerizada de ciudadanos buscando justicia y
verdadera democracia.
Una ilegibilidad más
La tecnología y las redes sociales
hicieron llegar a miles de ciudadanos fotografías de las sábanas electorales
comparadas con el registro del PREP, donde había actas "ilegibles"
con perfecta legibilidad, votos excediendo hasta en un 350% la capacidad de la
casilla, miles de urnas quemadas, votos no contabilizados, casillas que
cerraron temprano por supuesta falta de boletas, las cuales aparecieron
anuladas después, y más de dos mil irregularidades varias, señaladas y
demandadas tales como "mapacheo electoral", "halconaje
infantil", entre otras.
De nueva cuenta, el IFE se ve inmerso
en sospechosismo. Frente a esto, ciudadanos y partidos políticos exigen que se
respeten las elecciones y los resultados. Pero bien vale la pena recordar que
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en el programa de tercer grado descalificó
al Instituto Federal Electoral, y manifestó su desconfianza en las
instituciones. Esto fue ampliamente criticado, hasta que dos días después
aparecieron actas con folio duplicado en algunos estados de la república. Es
posible que se trate de un error humano, pero un error costoso para la
credibilidad de muchos mexicanos que ven al IFE como un apéndice
del sistema político prianista, donde la gran farsa electoral es en
realidad un gran tráfico de influencias y arreglos partidistas.
¿Me estás oyendo, inútil?
Mucho ha sido cuestionado el PAN por
negar el "voto útil" a AMLO, e inclusive han sido señalados como
culpables de la derrota. Es un hecho que su negativa a apoyar al candidato de
“izquierda” (contrario a lo sucedido en el 2000, cuando Fox recibió gran apoyo
de votantes perredistas) a sabiendas de la nula posibilidad de triunfo de JVM
fue algo que minó la estadística electoral, pero la derrota también está
enmarcada por otras situaciones menos telenovelescas. La elección de AMLO sobre
Marcelo Ebrard marcó una pauta preferencial y revivió fantasmas de hace seis
años: era más fácil una guerra sucia contra AMLO que contra Ebrard. Del mismo
modo, la efervescencia con la que los seguidores pejistas defendía a su
candidato hizo pensar que la intolerancia e intransigencia sería una bandera
clara en el mandato presidencial obradorista. No obstante, parece poco factible
defender de otra manera a alguien quien ya ha sido dos veces burlado y
humillado por procesos “democráticos”: como bien dijo López Obrador, él
no representaba a un partido, sino a un movimiento. Es de llamar la atención
también los efusivos festejos y las burlas de panistas en las redes sociales
tras la derrota de López Obrador, y la poca preocupación hacía su propio
partido, que se encuentra en plena debacle, sucesos que han afianzado más la
percepción que tanto PRI como PAN persiguen los mismos intereses.
Mercado de abasto
Sin ser aún presidente, Enrique Peña Nieto ya es repudiado, negado y
deslegitimizado. De llegar a ser mandatario, contará con un historial
caricaturesco que posicionará a México en la ridiculez y la amnesia. Aquí un
pequeño recuento de los vastos conocimientos populares que se tienen
sobre él: ¿No nos bastó con que su padrino sea Montiel? ¿No nos bastó que sea
amigo de Rodrigo Medina, Ulises Ruiz y Mario Marín? ¿No nos bastó su relación
con Codwell y Yarrington? ¿No nos bastó su nula capacidad de improvisación
discursiva y su limitada cultura general? ¿No nos bastó que no supiera citar
tres libros al presentar un supuesto libro de su autoría en la feria
internacional del libro? ¿No nos bastó que haya violado derechos humanos en
Atenco? ¿No nos bastó que no supiéramos su gabinete? ¿No nos bastó que “The
guardian” le hiciera honor a su nombre y nos diera muestras para noquear al
candidato? ¿No nos bastó que sea del PRI?
¿No nos bastó para anticipar que sería el rey del cochinero electoral?
Cáscara de plátano
La palabra “fraude” se relaciona
tajantemente con las elecciones 2006. Es por eso que en esta ocasión AMLO,
dentro de su concepción amorosa, ha marginado dicho concepto y ha actuado,
desde la legalidad, por la impugnación de las elecciones, presentando muestras
y evidencias de las miles de irregularidades. En aquel 2006 López Obrador fue
la burla de muchos ciudadanos al invocar una y otra vez el fraude, y fue
señalado por panistas de no aceptar la legalidad. Sin embargo, son los mismos
panistas quienes también han olvidado a aquel Maquío del 1988, declarando
fraude en las elecciones donde triunfó Salinas de Gortari, aquel Maquio que
proclamó un gabinete alternativo y “legítimo”. Han pasado muchos años, y hoy no
es López Obrador quien se apropia de la palabra fraude: somos miles de
mexicanos los que creemos que las irregularidades son suficientes para dar
marcha atrás las elecciones, impugnarlas y declararlas fraude. Somos miles de
mexicanos que estamos hartos del monopolio político del país, y que creemos que
en este momento crítico de la historia de nuestra nación no podemos permitir
otra “cogida” más.
Se levantó y anduvo
El movimiento #YoSoy132 ha sido la punta de lanza de la resurrección
estudiantil, nacido en un contexto de debate y diálogo con el candidato del
PRI. Ante la poca respuesta y cinismo de Enrique Peña Nieto al responder a
cuestionamientos incisivos, el movimiento surgió para motivar a millones de
jóvenes y no tan jóvenes a salir a las calles, a manifestarse, a exigir que los
medios de comunicación trabajarán con imparcialidad y ética, y a luchar por una
democracia justa en México. Ha sido criticado como movimiento, aduciendo que
apoya a un candidato y partido, y que persigue fines políticos, críticas
realizadas desde el PRIAN, que no han surtido efecto, principalmente debido a
la claridad con la que se presenta el movimiento 132. Mas no sólo valdría
resaltar la génesis del movimiento ni lo que ha logrado como tal: ha motivado
tantas cosas en tantos mexicanos, como por ejemplo que en el extranjero haya
más de 5 movimientos #YoSoy132, Barcelona, Madrid, Berlín, etcétera. En México,
los estudiantes vieron en aquellos colegas de la universidad Iberoamericana un
ejemplo a seguir, se formaron frentes universitarios, movimientos juveniles, se
llevaron a cabo asambleas, se logró una lucha concientizada, con ideales,
hay ganas de que en México los estudiantes valgan, se recordó con emoción los
tristes acontecimientos de estudiantes en el pasado, los jóvenes se reconocían
el uno con el otro, se contagió el deseo de un mejor México y es algo que
#YoSoy132 nos hizo recordar.
El claroscuro
La moneda está en el aire. En el recuento voto por voto, López Obrador
perdió una elección más; trampa por trampa, el PRI ganó de nuevo, tras doce
años de estar alejado del poder. Pero queda claro que no se aceptará una
imposición. La democracia se está construyendo, hay precaución, no será fácil,
los ciudadanos movilizando, las redes sociales están politizadas y sinuosas. La
lucha ya se inició, los niños observan lo que los jóvenes y adultos
manifiestan. Bravo, México, porque ya no estás callado, Bravo, México, porque
no queremos imponer a un candidato sino a la democracia y la legalidad, Bravo,
México, porque somos muchos, Bravo, México, porque te nos saliste de las
fronteras. Bravo, mexicanos, por que la lucha es de todos y no de unos cuantos,
y ahora lo sabemos.